Por una de estas casualidades me invitaron a una ruta nocturna en canoa por el pantano de Aracena. No tengo ni una sola foto, pero sí una buena historia.
Primero, resumiré la ruta, espectacular. la luz de la luna iluminaba el pantano, los reflejos eran de libro, imaginad el ambiente...inolvidable y a repetir seguro. Como siempre, al ratito de la salida, el bullicio de la gente se disipó al encontrar cada uno su propio ritmo. Ahí es cuando de nuevo sientes el privilegio de estar en un sitio en un momento determinado.
Pero a lo que vamos. Una hora después de la salida, tras visitar una mini isla llena de Garzas, hicimos una parada para reunirnos. Entonces vimos algo que se acercaba nadando y resoplando, alguno dijo ¿una nutria?. Para mi sorpresa era un perro, y dije, ostias!! que cojones es eso? luego recordé el perro de una pareja de alemanes al comienzo. El animal se había liberado y se había echado al agua encontrándonos una hora después de la salida, gracias a las paradas en la isla y la que hicimos para reunirnos, aún se me pone la piel de gallina de pensar que nos podríamos haber marchado solo segundos antes, obligando a la perrita a nadar otra hora más al menos sin descanso.
La sacó del agua un hombre y la montó en su canoa, pero ella se echó de nuevo al agua hasta que encontró a su dueño, en cuya canoa cayó rendida. Nos dejó con la boca abierta a todos. Es una perrita abandonada que este hombre acogió. esta claro que por ella no será de nuevo abandonada. Bonita historia con final feliz.
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