En fin, nunca había escrito directamente en el blog, ni en ningún otro sitio, pero en esta ocasión, más fuerte que cualquier contraseña de acceso, más fuerte que tener o no manos, está la inmortalización de esta gran aventura. Mi trabajo me ha costado finalmente la odisea montañera, y hasta el resto de mi cuerpo a veces ha dudado, en especial la cabeza, pero yo, desde mi posición ligeramente más fría que el resto, nunca desistí en mi empeño, hasta que por fin lo hemos conseguido.
Y es que es complicado ser quien soy y llevar la vida que llevo, imaginad escribir esto sin manos, pero ni en eso conozco fronteras... y ya sabéis lo mucho que mi señor me exige, y no precísamente en la montaña, donde aparte de valentía, no aporto mucho...no quiero hablar más...
En fin, olé yo y el resto de mi cuerpo. El Navachica, se rindió a nuestros pies.
Firmado, los cojones de Nacho.
5 comentarios:
jajaja.. he dicho!
Illo, Iván, qué bueno y que callado lo tenías ayer, mamón!!
juas juas..frío frío
Joselillo, coño!! Debí haberlo imaginado pero con tanto estrés ni me paré a pensarlo, jaja. Siempre tan sutil y ocurrente, eres un crack en el destierro...
jajajaja...genial!
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