Un par de barrancos sencillos y realmente disfrutones que hicimos a principios de Julio, para quitarnos el agridulce sabor de boca que nos dejó la Regía. Agua en cantidad, rápeles y algún que otro salto no muy grande, nos mantuvieron entretenidos durante la totalidad de la actividad. Las aproximaciones, un paseillo agradable a pesar del calor, y el grupo estupendo.
Llegamos tardecillo al utrero, mejor, con menos gente y a nuestro ritmo. Perfecto y sin ningún problema, salvo un rápel con un volao, que nos obligó a montar un desembragable tras ver como una alondra sorprendió a María Jesús (con su ocho bien montado) en el peor momento, y es que no hay que olvidar que un barranco, por fácil que sea, es un barranco.
Adolfo, ya dominador de nudos y técnicas de montaje de rápeles, estrenó el tibloc que regalamos a Jose por su cumple, a la perfección, impresionante dominio de situación. Sobrao. Vane sigue teniendo cuentas pendientes con el montaje, pero aquel día no estaba pa muchos ruidos. Ya estarás perfe, no?
Tras merecido descanso a escasos metros del membrillo, nos encaminamos a su conquista que se efectuó en apenas un par de horas. Para mí fué un barranco muy emotivo, ya que me estoy bañando allí desde enano con mis hermanos. Un GRANDÍSIMO fin de semana.
Vídeo subido en honor a Adolfo, que tanto disfrutó grabándolo.
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